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SOSTENIBILIDAD

F4F y CALETA BAY: Una alianza que apunta a la circularidad

La productora de salmónidos entrega sus residuos orgánicos a F4F, volumen que sirve para alimentar larvas de moscas soldado negro, de esta forma, se genera harina de insecto de alta calidad que es incluida en la dieta de los salmónidos.

Anualmente, y a nivel nacional, se generan unos 4 millones de toneladas de residuos orgánicos (desechos de origen animal y/o vegetal). Si bien los municipios están comenzando a implementar diferentes acciones para tratar estos residuos, se calcula que hoy solo se logra valorizar cerca del 1% del total.

Si bien estos desechos se caracterizan por reintegrarse rápidamente a la naturaleza, el proceso de descomposición genera gas metano, un Gas de Efecto Invernadero (GEI) altamente contaminante y que, de hecho, es 28 veces más dañino que el CO2.

Por lo anterior es que debe ser motivo de celebración toda acción que evite que parte de estos residuos tengan como destino final los rellenos sanitarios que hay en el país. En esta edición se puede conocer la labor que está desarrollando Regenera Orgánico, compañía que trata unas 20 toneladas mensuales de desechos orgánicos provenientes de empresas y hogares de la región de Los Lagos para transformarlas en compost que posteriormente es comercializado para mejorar cultivos o jardines, entre otros.

 

Mosca soldado negro

Pues bien, esta compañía no está sola. En esta cruzada también se encuentra F4F (Food For Future), la que “a través de un proceso biotecnológico, transforma grandes cantidades de residuos orgánicos en proteína de alta calidad”, dice el CCO de la empresa, Luis Felipe Mayol.

En pocas palabras, las cerca de 2.000 toneladas de residuos que mensualmente ingresan a la planta industrial que F4F posee -desde el 2020- en las cercanías de Talca (región del Maule) son utilizadas para alimentar larvas de moscas soldado negro las que, posteriormente, son transformadas en harina de insecto que puede ser incluida en la dieta de salmónidos, mascotas y/o aves.

La mosca soldado negro “es por lejos el organismo más eficiente para trasformar residuos en proteínas. Por ejemplo, para producir una tonelada de harina de insecto se requieren de unas 20 toneladas de residuos orgánicos. Por cierto, esta harina es altamente proteica y palatable, es decir, es agradable al paladar de los animales de destino. Al final, nosotros estamos emulando a la naturaleza, ya que los salmónidos y aves en estado salvaje tienen como parte de su dieta a los insectos”, comenta Mayol, agregando que, incluso, “a nivel global, cerca de 2.000 personas consumen regularmente insectos debido a su abundancia y alto contenido proteico”.

 

Salmón circular

“La industria del salmón de Chile es la segunda más grande a nivel global, requiere de una gran cantidad de proteínas de alta calidad y sostenibles para la alimentación de los ejemplares y la tenemos cerca. Por ello, para nosotros era muy importante lograr una alianza (Impact Partners) con representantes de la actividad”, comenta Mayol.

Una de las primeras compañías en responder al llamado de F4F fue Caleta Bay, la productora chilena de truchas con casi 35 años de experiencia. El subgerente de comunicaciones y sostenibilidad de la salmonicultura, Cristóbal Romero, comenta que los orígenes de la empresa “se encuentran en el campo. Desde ahí que aprendimos a trabajar con la naturaleza y los animales, respetando sus tiempos y procesos. La misma filosofía aplicamos en el mar. Desde el 2019 que comenzamos a avanzar en un proceso de sostenibilidad y analizar de qué forma podíamos contribuir al planeta. Dentro de los análisis de grupos de interés que nos permitieran generar valor nos encontramos con la iniciativa de F4F, la que nos gusta mucho porque nos lleva a mirar más allá y contribuir efectivamente al planeta en términos de sostenibilidad”. Dicho lo anterior, generar una alianza con F4F fue cosa de días.

Es así como todos los residuos orgánicos que generan los casinos de las dos plantas de procesamiento de truchas que posee Caleta Bay en la región de Los Lagos, son entregados a F4F. Parte de la harina de insecto que genera esta última es despachada a las plantas elaboradoras de alimento para peces de forma que dicha proteína sea parte de los pellets que son entregados diariamente a las truchas de Caleta Bay. Como se aprecia, economía circular en todo su esplendor.

El CCO de F4F no esconde su orgullo por sellar una positiva alianza con la salmonicultora. “Estamos muy contentos de tener a Caleta Bay como Impact Partners, ya que compartimos la visión de cuidar al planeta. Tanto así que recientemente participamos juntos de una feria internacional con el objetivo de informar al consumidor final de que las truchas son alimentadas con proteínas sostenibles. Queremos que la mayor cantidad de personas tomen conciencia de la necesidad de disminuir los impactos y prefieran alimentos que son producidos de forma más sostenible”, dice Mayol.

No está demás decir que F4F también ha incursionado en la nutrición de otras especies acuícolas, como los camarones, pero que hoy se ha convertido en un proveedor estable de harina de insecto en la productora de huevos de gallina libres a pastoreo, a través de una alianza con EcoTerra, y de alimento para mascotas. También entrega su harina proteica a Buin Zoo para la nutrición de sus suricatas y pavos reales.

 

Ante todo: sostenibilidad

La población mundial sigue creciendo. Según las Naciones Unidas, en noviembre de 2022, el planeta era habitado por unos 8.000 millones de personas. Para 2050, la misma organización proyecta que la población mundial llegará a los 9.700 millones de individuos. ¿Cómo se podrá alimentar al mayor número de personas en un escenario de cambio climático y menor disponibilidad de tierras para los cultivos? La respuesta la tienen F4F y Caleta Bay.

“Frente al cambio climático, tenemos que desarrollar iniciativas que disminuyan los factores que aportan al calentamiento global. Esta fue la base y el objetivo de los fundadores de F4F”, responde el gerente general de una de las plantas industriales de harina de insecto más grandes de Latinoamérica.

En tanto, “respecto de la menor disponibilidad de espacio para producir proteínas de consumo humano, la acuicultura se alza como una de las principales soluciones al ocupar lugares que no son habitados por humanos”, comenta Cristobal Romero, quien detalla una serie de iniciativas que desarrolla Caleta Bay de forma de disminuir sus impactos.

“Lo primero es que desde 2020 que estamos midiendo nuestros impactos, esto nos permite conocer en qué área debemos seguir avanzando”, explica el subgerente de comunicaciones y sostenibilidad, agregando que, por ejemplo, “los desechos de los salmónidos se convierten en harina para la nutrición de mascotas, idea que nació desde nuestros mismos trabajadores”, el ejecutivo también menciona:  «otras de las iniciativas se relaciona con el reúso de los plásticos derivados de las propias operaciones de la salmonicultora, estos son destinados a una empresa local que los procesa y convierte en madera plástica que es utilizada para mobiliario de nuestras instalaciones”, apunta.

Otro de los avances que ha desempeñado la productora de truchas se relaciona con sus fuentes energéticas, “nuestras dos plantas están siendo abastecidas, en un 100% con energías renovables”, comenta Romero y detalla una serie de iniciativas que tienen relación con el cuidado del medio ambiente y las comunidades que la rodean.

En definitiva, estas dos empresas están trabajando conscientemente para, entre otros aspectos, disminuir sus impactos. “Nuestro modelo permite disminuir la huella de carbono de las organizaciones con las que trabajamos. De hecho, tenemos una huella de carbono negativa. Nuestras acciones, como las que desarrolla Caleta Bay, nos permiten asegurar los alimentos del futuro, pero cuidando la naturaleza”, finaliza el CCO de F4F.

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