Lo que antes era un pesar, hoy es una bendición. Los fuertes vientos de la Patagonia permitirán producir -para Chile y el mundo- una nueva generación de combustibles para vehículos en forma carbono neutral.
El cambio climático que afecta al planeta preocupa -en diferentes niveles- desde líderes globales a alejadas comunidades. Tal ha sido su impacto que algunas áreas geográficas están experimentando inusuales sequías mientras que otras zonas están sufriendo con devastadoras inundaciones. Es cosa de ver o leer las noticias de cualquier día para conocer de las catástrofes que está provocando el clima cambiante en algún rincón del mundo.
Pero no todo es tan malo. Afortunadamente, el cambio climático está movilizando a empresarios, científicos y entusiastas de todo el mundo para desarrollar tecnologías, productos o servicios más amigables con el medio ambiente y, de esta forma, mitigar o revertir (en el mejor de los casos) la situación.
A la fecha, y como VC Magazine lo ha informado, se advierten diversas iniciativas que buscan disminuir los impactos al medio ambiente y de la mano del reciclaje, reúso o economía circular, entre otras. No obstante, desde hace un par de años, la región de Magallanes se está convirtiendo en el centro de la atención global gracias a la generación de innovadores proyectos que podrían redundar en una efectiva y masiva disminución del calentamiento global.
Vientos de cambio
Dada la escasa presencia de masas continentales que actúen como barreras, la región de Magallanes se caracteriza por vientos dominantes que tienen un dirección oeste-este y que fácilmente alcanzan velocidades por sobre los 80 km/h. Esta singular cualidad ha motivado a que diversos grupos económicos -nacionales e internacionales- busquen instalarse en la zona para producir Hidrógeno Verde (H2V), elemento gaseoso que podría contribuir con una reducción de emisiones de entre un 25% y 27% al 2050.
Para entender bien la situación se debe comentar que, primero, el hidrógeno (H2) tiene múltiples aplicaciones. Una de ellas es la carga “limpia” de vehículos eléctricos. Segundo, que históricamente el H2 se ha producido usando combustibles fósiles que permiten descomponer las moléculas de agua (H2O) en oxígeno (O2) e hidrógeno (H2). Tercero, que para llamarse hidrógeno “verde” debe ser producido a partir de energías limpias, como la eólica.
Debido a lo último, es que Magallanes (y sus vientos, por cierto) tiene un rol protagónico a nivel global. En alianza con estancieros de la zona, los grupos económicos que se están instalando buscarán levantar cientos de aerogeneradores para permitir la “división” del agua de mar y generar H2V. Lo mejor de la historia es que, al no requerir de grandes superficies de tierra, los aerogeneradores convivirán en armonía con el pastoreo de ganado bovino y ovino, permitiendo el nacimiento de una nueva industria energética para la región.
Lo anterior es en la generalidad porque una de las empresas que se está asentando en la zona buscará darle una vuelta de tuerca al concepto. Esta compañía es HIF Energy la que, con casi diez años de presencia en Magallanes, ya posee una historia digna de ser contada, repetida y seguida.
Innovación a toda prueba
E-combustibles o e-fuels. Ese es el futuro para HIF Energy. ¿De qué se trata? Es la combinación de H2V con dióxido de carbono (capturado desde el aire) que, a través de procesos y técnicas que todavía siguen perfeccionándose, permiten crear metanol y que, reformulado, se puede convertir en un sustituto de la gasolina. En pocas palabras: los vientos, el agua de mar y el aire de Magallanes, producirán gasolina sintética para los mismos vehículos que tenemos hoy en día. Si, los mismos motores a combustión.
Una de las personas que está liderando esta revolución verde es el ingeniero forestal y gerente general de HIF Energy, Rodrigo Delmastro. En conversación con VC Magazine, el ejecutivo se muestra orgulloso de lo logrado a la fecha. “Hoy, en nuestra planta demostrativa Haru Oni, ya estamos produciendo gasolina sintética de 93 octanos y gas licuado carbono neutral”, comienza diciendo el ejecutivo respecto de la instalación cercana a la capital regional, Punta Arenas, que se ha convertido en la primera planta de e-fuels en funcionamiento en el mundo y es operada solo por 17 personas.
Es cierto, la producción actual de esta planta es de nivel demostrativo. De poco más de 300 litros diarios. Sin embargo, y de avanzar con los correspondientes permisos, tecnologías y financiamientos, se podrá escalar las instalaciones de HIF y llegar a unos 1.500 barriles diarios o el equivalente a unos 18 millones de litros. Eso ya es un nivel realmente considerable.
“Nuestra planta experimental ha sido visita por unas 1.200 personas locales, nacionales e internacionales. Sin ir más lejos, recientemente tuvimos la visita de 30 representantes de distintos países negociadores de la COP. Esta planta está generando grandes expectativas y eso nos tiene muy orgullosos”, dice Rodrigo Delmastro.
Obviamente que la apuesta detrás de la generación de estos combustibles que podrán ser usado por vehículos, aviones o barcos, solo por nombrar algunos, ha requerido de mucho entusiasmo pero, por sobre todo, de alcanzar alianzas que permitan seguir avanzando.
Viento a favor
Hay un frase que dice: “viaja más rápido el que viaja solo. Viaja más lejos el que va acompañado”. Este refrán aplica totalmente a la visión y cultura de HIF. Si bien sus capitales son principalmente chilenos (75%), en 2022 se sumó el prestigioso fabricante de automóviles alemán, Volkswagen, a través de Porsche. En este punto, es gratificante mencionar que “en diciembre pasado, dos Porsche “Carrera 911” llegaron a la cumbre del nevado Ojos del Salado usando íntegramente nuestro combustible. Es un récord mundial”, dice emocionado Delmastro.
También participan de esta iniciativa el fondo de inversión norteamericano EIG; la compañía de ingeniería Baker Hughes; y Gemstone. Todas vieron en el proyecto de HIF audacia, innovación y, por cierto, un promisorio futuro verde.
Por cierto, el ingreso de estas compañías permitieron a la chilena abrir recientemente filiales y contratar equipos de ejecutivos en diferentes partes del mundo y de forma de preparar el mercado y la logística que se necesitará cuando se avance en el escalamiento de la iniciativa.
A nivel local, la compañía ha firmado diversas iniciativas que permitirán darle velocidad a la producción de e-combustibles y otros subproductos. Participan del gremio que se creó en la región (H2V Magallanes), firmaron con la ENAP para aprovechar sus conocimientos e instalaciones, con Gasco para apoyar en la venta y distribución del gas licuado y se asociaron con la Universidad de Magallanes para comenzar a formar a los futuros e-petroleros. No está de más repetir que también se asociaron con los ganaderos de la zona para buscar alianzas que favorezcan a todas las partes. A futuro, y de marchar todo sobre ruedas, buscarán sellar acuerdos con otros sectores económicos del país.
Futuro esplendor
Como en todo orden de cosas, se sabe dónde se comienza pero no dónde se termina. Para el gerente general de HIF Energy, lo logrado a la fecha a “sido super gratificante”. No obstante, de conseguir los objetivos planteados por los responsables detrás de esta innovación, solo se avizoran resultados positivos. Por un lado se cuida al planeta al producir un combustible carbono neutral, que no requiere de esfuerzos económicos o materiales para adaptar a los actuales vehículos que se desplazan por el mundo. Por otro, se generará una nueva industria que entregará empleo y beneficios económicos a un área que por su lejanía y clima agreste no ofrecía muchas oportunidades “verdes”. Por último, y para los más soñadores, es posible que el proyecto de HIF Energy y de las otras compañías que están apostando por energías verdes permitan que la Patagonia chilena, y especialmente Magallanes, ya no sea conocida como el fin del mundo. Por el contrario, sea el principio de un nuevo mundo, uno más verde y sostenible.