Las empresas Patagonia Circular y Chile Nativo están colaborando fuertemente en términos de economía circular.
“En la naturaleza no existen los residuos”, comenzó diciendo la diseñadora y gerente general de Patagonia Circular, Bernardita Ortiz. Lo anterior en referencia a que todos los organismos pueden ser degradados o reutilizados en beneficio de otros seres vivos o del mismo medio ambiente. “Por eso se dice que la basura que generamos los humanos es un error de diseño”, agregó la empresaria que preocupada por la gestión de los residuos en la zona más austral del país, la región de Magallanes, decidió aportar -junto con otros dos socios- con una solución efectiva.
La decisión anterior no es antojadiza. Según datos oficiales, la región de Magallanes es una de las que tiene la mayor producción de residuos por persona. Se calcula que cada uno de sus habitantes produce unos 2,3 kg diarios de residuos, mientras que el promedio nacional llega a los 1,8 kg por persona. Si bien se explica que esta situación se debe -en parte- a la gran población flotante (turistas) que recibe la zona durante los periodos estivales, esto se ve agravado al no existir rellenos sanitarios en la zona. Solo vertederos que van acumulando diferentes residuos sin mayor tratamiento.
Como toda idea innovadora, Bernardita Ortiz comenzó de menos a más. Antes de que la pandemia cerrara las fronteras y, con ello, la llegada de turistas a lugares tan destacados como las Torres del Paine, la empresaria comenzó a incubar su emprendimiento con un piloto centrado en el reciclaje de los residuos generados por los visitantes extranjeros. Con el fin de la pandemia, y bastante tiempo para investigar y desarrollar su concepto, la empresaria y sus socios decidieron apuntar más alto. Ahora la apuesta era reducir los residuos plásticos generados por la comunidad de Punta Arenas y alrededores y transformarlos en un nuevo producto que pudiera volver a ser insertado en la economía. Gracias al apoyo de Corfo, Patagonia Circular produciría madera plástica.
“Los plásticos son materiales con cualidades muy positivas, como su larga vida útil, pero que nosotros utilizamos de muy mala forma. En general los ocupamos por un breve periodo de tiempo y los desechamos. Entonces, lo que buscamos en Patagonia Circular es tomar los residuos plásticos industriales y domiciliarios y transformarlos en algo que tuviera una larga vida útil”, expresó Ortiz, agregando que la solución natural fue crear madera plástica “ya que es ideal para nuestra zona pues no se pudre, no requiere de mantenciones y tiene todas las ventajas constructivas de la madera y el plástico”. A principios de este año empezaron a recibir los primeros plásticos y, par de meses después, comenzaron a salir las primeras muestras de su innovador producto.
Alianzas y educación
Las ideas transformadoras no se pueden materializar o tener grandes impactos solo gracias al esfuerzo de una empresa o un grupo de ejecutivos. Bien lo saben en Patagonia Circular y, por ello, comenzaron a desarrollar acciones en diferentes ámbitos. Una de las primeras fue generar alianzas.
“Como nosotros no podíamos recibir y separar los residuos, uno de nuestros primeros pasos fue lograr alianzas con gestores de residuos”, puntualizó Ortíz, detallando que algunos de estos acuerdos se logró con Resiter o Cofil. Mientras que con la primera se acordaba recibir parte de los residuos industriales que ellos recibían y enviaban a Santiago para su tratamiento y reducción, con la segunda se acordó reducir los plásticos del tipo 2 y 5 que obtienen desde los diferentes puntos limpios que tienen desperdigados por Punta Arenas.
Otras alianzas se sellaron con el Club de Leones local, quienes juntaban tapas plásticas para obras sociales. “El concepto detrás es que estos residuos se pudieran valorizar acá y, adicionalmente, reducir la Huella de Carbono de estos producto dado su traslado a la capital del país”, comentó la gerente de Patagonia Circular.
Las otras acciones desarrolladas por esta compañía se enfocaron en la educación de las futuras generaciones. “El año pasado hicimos un piloto en tres colegios. Este consistía en llevar una pequeña máquina para enseñarle a los niños que pueden reciclar diferentes tipos de plásticos y transformar estos productos en algo útil. Afortunadamente, los menores tienen más interiorizado el tema del reciclaje. Hoy estamos postulando a fondos internacionales para darle continuidad a esta iniciativa”, reconoció Bernardita Ortiz.
Desarrollar el concepto, generar alianzas para conseguir la materia prima y educar a las futuras generaciones fueron las primeras acciones desarrolladas por la innovadora compañía de Punta Arenas. Pero faltaba quizás lo más difícil: conseguir un comprador y/o destinatario final de la madera plástica. La respuesta no tardó en llegar desde el turismo.
Turismo verde
Chile Nativo es un operador turístico con base en Puerto Natales, región de Magallanes, donde su principal oferta se basa en conocer las Torres del Paine. No obstante, también tienen paquetes en la Patagonia argentina y en las regiones de Los Lagos y Aysén. En todos estos puntos los conceptos son similares: los turistas pueden acceder a lugares de una gran belleza escénica, ambientes únicos en el mundo, pero que, a su vez, el impacto que tengan las operaciones turísticas o los mismos visitantes sobre la naturaleza fuera mínimo, ojalá cero.
“Estamos convencidos de que el turismo debe ser sostenible. En definitiva, que no deteriore el lugar donde operamos”, comenzó diciendo la gerente de Marketing y Sostenibilidad de Chile Nativo, Alejandra Covacevich. Dentro de la sostenibilidad, y sin considerar el ámbito económico, la compañía se ha caracterizado por empujar a sus comunidades aledañas. “Esto lo hemos realizado potenciando a proveedores locales que se destaquen por producir en armonía con el medio ambiente. Por ejemplo, seleccionamos a aquellos que tienen envases reciclables o a los artesanos del pueblo Kaweskar”, dijo la ejecutiva.
Más recientemente, la compañía se propuso construir un Camp (campamento) en Villa Serrano, en la entrada de las Torres del Paine. “Acá hicimos un esfuerzo por ser lo más sostenible posible. Dentro de las acciones estuvo elegir la madera plástica de Patagonia Circular para la construcción de pasarelas u otras construcciones. No requieren de mantenciones o, lo mejor, de cortar árboles para nuestras instalaciones”, detalló Covacevich, agregando que “el uso de este tipo de materiales nos sirven, además, para ir educando a nuestros pasajeros y mostrarles que parte de sus residuos plásticos pueden ser transformados en otros materiales. Esto los inspira a cuidar el lugar que visitan con acciones sencillas”.
También, la ejecutiva expresó que “estamos muy contentos con este proyecto, es muy bonito porque nace del amor a la Patagonia y por ello no dudamos en apoyarlo apenas pudimos”. Es más, Covacevich comentó que están alentando a otros operadores turísticos para que adopten estos tipos de materiales que son amigables con el medio ambiente. “Es impresionante cuando comentas proyectos como el de Patagonia Circular. Se genera una sinergia muy linda”, puntualizó.
Es cierto. La madera plástica es más cara que sus símiles. Sin embargo, empresas como Chile Nativo han potenciado la sostenibilidad por sobre el precio de un determinado producto y sin afectar la rentabilidad su negocio. Esto da cuenta de su compromiso a toda prueba con la naturaleza. El mismo espíritu que mueve a los responsables detrás de Patagonia Circular. Saben que el camino no es fácil, que hay que evangelizar día a día, pero que si deseamos dejar un mundo igual o mejor a las futuras generaciones, debemos comenzar con acciones decididas. En este caso, reducir los plásticos domiciliarios e industriales y devolverlos al sistema a través de un producto de larga vida y baja mantención: la madera plástica.