A diferencia de la tradicional, donde los intereses puramente lucrativos suelen primar, ésta se enfoca en canalizar el capital hacia proyectos que tengan un impacto positivo en la comunidad y el medioambiente.
La Banca Ética y el apoyo a empresas y organizaciones que buscan ser sostenibles son dos pilares fundamentales para el desarrollo socioeconómico y ambiental de una región o país. En el caso específico de Los Lagos, esto cobra una relevancia aún mayor debido a la riqueza natural del territorio y la importancia de preservar sus ecosistemas para el bienestar de las generaciones presentes y futuras.
Esta banca social o alternativa, como también se conoce, apunta al desarrollo económico de manera responsable y coherente con los valores sociales y ambientales. A diferencia de la tradicional, donde los intereses puramente lucrativos suelen primar, ésta se enfoca en canalizar el capital hacia proyectos que tengan un impacto positivo en la comunidad y el medioambiente.
“La Banca Ética es un concepto de instituciones financieras a nivel global, que existe hace más 60 años y su principal foco es que la gente tome conciencia del uso del dinero y pueda invertirlo en actividades que generan valor positivo en la sociedad”, explica Gerardo Wijnant San Martín, responsable Impacto y Ecosistema Banca Ética Latinoamericana.
En la región de Los Lagos existen diversas oportunidades para fomentar el crecimiento de empresas y organizaciones sostenibles en sectores como la agricultura, la pesca responsable, el turismo sustentable, las energías renovables, la producción de alimentos saludables y locales, así como también, la educación de calidad, las industrias creativas, viviendas sociales y espacios urbanos. En esto la Banca Ética puede jugar un papel clave para potenciar proyectos, proporcionar recursos y acompañar con asesoramiento.
“Miramos los proyectos de las empresas en base a balances y resultados, como toda institución financiera, pero contemplando el impacto o lo que generará en su entorno”, señala Gerardo Wijnant, agregando: “La Banca Ética busca convencer a mucha gente, personas comunes y corrientes, de hacerse la pregunta: ¿qué hace el banco con mi dinero cuando no lo estoy ocupado? y así hacerse consciente de que, nuestros ahorros pueden ser invertidos en actividades que generan impacto positivo y no canalizados a actividades que dañan o no aportan a una sociedad más armónica y en favor del bien común.
Apoyo ético
El apoyo a empresas y organizaciones sostenibles no sólo genera beneficios económicos, sino que también tiene un impacto social significativo. Estas iniciativas crean empleo local, fortalecen las comunidades y preservan las tradiciones culturales, además de promover prácticas sostenibles y contribuir a la protección del medioambiente.
“Fue un camino bastante pedregoso antes de conocer a la Banca Ética, porque nos dimos el trabajo de recurrir a la convencional”, comenta Karen Aguilera Marambio, cofundadora y responsable de la implementación de la primera Planta de Tratamiento y Valorización de Residuos de la Construcción y Demolición en la empresa Revaloriza, ubicada en la región de Valparaíso.
Revaloriza es un emprendimiento formado por cinco empresas del rubro de la construcción, inmobiliario y medioambiente, con el propósito de hacerse cargo de los desechos que produce el rubro. Después de mucha investigación y de ver experiencia en el extranjero, lograron instalar una planta de revalorización para transformar sus residuos en nuevas materias primas.
“Fuimos a la banca convencional para presentarles un proyecto que era pionero en Sudamérica y que no tenía ninguna referencia cercana, así que fue como hablar en chino a los ejecutivos que estaban intentando entender lo que nosotros queríamos hacer. Revaloriza era un concepto en ese momento: tomar los residuos de la construcción y la demolición para entregarles valor”, cuenta Karen Aguilera.
Efectivamente, en Chile no existía un lugar donde se recuperen y revaloricen los residuos que deja el rubro de la construcción: áridos, plásticos, cartón y madera, entre otros. En el mejor de los escenarios, las empresas los entierran en sitios autorizados y se tapan. En el peor, se dejan en las riberas de ríos o en sitios eriazos, lo que provoca impactos sociales y ambientales.
“Cuando llegamos a la Banca Ética y nos juntamos con Gerardo (Wijnant), no tuvimos que explicar qué significa la Economía Circular. Así que dijimos OK, llegamos donde teníamos que llegar”, recuerda la cofundadora de Revaloriza y agrega: “Nos unió el propósito de ser sostenible, de ser circulares y de que haya un bien común”.
Después de explicar el proyecto, Karen y los equipos de Revaloriza tuvieron que pasar por todas las etapas de evaluación. Luego de 8 meses, obtuvieron el financiamiento y comenzaron a trabajar.
“Hoy ya tenemos montada la planta, lo que significa que ya estamos procesando residuos de la construcción, por tanto, ya no se botan. Eliminamos el concepto de la disposición final y demostramos que esta gran montaña de tierra, concreto, cascotes, madera, metales y la variedad de plástico y cartón, es posible recuperarla”, destaca Karen Aguilera.
Inversión Consciente
Gerardo Wijnant San Martín, responsable Impacto y Ecosistema Banca Ética Latinoamericana, indica que actualmente tienen cerca de 6.000 inversionistas potenciales en su plataforma: gente que se ha inscrito y que le interesa, pero aún faltan muchas más personas que quieran impulsar la Banca Ética.
“Nos cuesta llegar a más empresas, porque nos faltan muchos más inversionistas que nos conozcan. Por eso invito a la gente a que se acerque a bancaeticalat.com y pueda ver los tipos de proyectos que hemos financiado los 7 años que llevamos y cómo esto puede ser interesante en términos de ser una oportunidad para invertir en estos proyectos”, dice.
Hoy una de las grandes tareas es colocar el debate del uso consciente el dinero en distintos lugares y llevarlo a personas comunes y corrientes. “Porque un inversionista puede ser un gasfíter, un médico o un veterinario: gente que en un momento determinado tiene recursos, pero que no se ha hecho la pregunta de a dónde va el dinero cuando no lo estoy ocupando”, suma.
Un aspecto relevante para esta banca es la educación y la sensibilización sobre la importancia de apoyar a empresas y organizaciones que desean avanzar en temas de sostenibilidad. Es fundamental que los ciudadanos conozcan las opciones disponibles y comprendan cómo sus decisiones financieras pueden tener un impacto positivo en el desarrollo de la región y en la protección del medioambiente.
La Banca Ética Latinoamericana tiene tres áreas de trabajo, que comparte con sus símiles a nivel internacional: Educación y Cultura, Desarrollo Social e Inclusión y Naturaleza y Medioambiente.
“No somos una banca que ofrece una tasa de interés más baja, somos una institución que le interesa conectar gente consciente con empresas y organizaciones que cumplen un rol social y de aporte al bien común significativo. Hacemos un puente de canalización entre personas que quieren hacer un uso mucho más consciente del dinero hacia entidades que están generando un impacto positivo”, afirma Gerardo Wijnant.
Potencial regional
Para fomentar la Banca Ética y el apoyo a empresas y organizaciones sostenibles en la región de Los Lagos, se pueden implementar políticas y programas de incentivos, tanto a nivel gubernamental como empresarial.
“La región de Los Lagos tiene una situación similar a la de Valparaíso: no tiene lugares de disposición final autorizados y al año 2021, tenía 170 sitios ilegales identificados. El nuestro es un proyecto privado, pero si un municipio tiene la voluntad política para hacer bien las cosas, podría contratar a una entidad especializada en la materia. Ahí está el match perfecto, porque estamos muy acostumbrados a ver el residuo como lo que descartamos, lo último, y nos acordamos sólo cuando hay problemas sanitarios”, asegura Karen Aguilera.
Valparaíso era una de las siete regiones del país que hasta el 2021 no tenía lugares de disposición final autorizado. Si bien hoy eso sigue así, cuentan con la primera Planta de Valorización de Chile.
“Hago el llamado a la región de Los Lagos, porque en Puerto Montt y Puerto Varas se está construyendo mucho, entonces las tasas que se pagan por enterrar el residuo y no recuperar nada, se pueden utilizar para que ese recurso genere impactos positivos: más trabajo, más productos reciclados, más circularidad de los proyectos y disminución en la huella de carbono”, finalizó la cofundadora de Revaloriza.
La Banca Ética y el apoyo a este tipo de empresas representan una oportunidad para promover un desarrollo económico y social equitativo y respetuoso con el medioambiente. Estas prácticas nos permiten construir una sociedad más consciente y responsable, donde seamos capaces de prosperar sin comprometer los recursos naturales y el bienestar de las futuras generaciones.