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La revolución silenciosa de la madera: cómo Chile construye sostenibilidad desde sus bosques

La madera que construye futuro

Durante la Semana de la Madera, la Corporación Chilena de la Madera (Corma) reafirmó su compromiso con la sostenibilidad y la innovación forestal. Su gerente general, Antonio Minte, destacó el rol de la madera como material renovable clave frente al cambio climático y motor de desarrollo regional en el sur de Chile.

En Santiago, mientras se desarrollaba la vigésima versión de la Semana de la Madera, el gerente general de la Corporación Chilena de la Madera, Antonio Minte Gómez, hacía una pausa entre actividades para conectarse con VC Magazine y conversar sobre un tema que, lejos de ser técnico, atraviesa la vida cotidiana, el desarrollo económico y el futuro del país: la madera como pilar de sostenibilidad y
motor del valor compartido.

“Esta feria la organizamos con mucho esfuerzo, pero sobre todo con visión”, dice Minte. “Queremos mostrar a la madera como un producto renovable, sustentable y parte de la solución frente a la crisis climática. Es el único material de construcción que captura carbono”, argumenta.

Esa premisa, sencilla pero poderosa, sintetiza un cambio profundo en la manera de entender la industria forestal chilena. Durante décadas, la construcción en Chile se ha basado en materiales de alta emisión como el cemento o el acero. Hoy, el sector forestal propone una construcción industrializada en madera, capaz de reducir costos, tiempos y emisiones. “Ya no hablamos de construir en el terreno con cientos de
personas y camiones. Hablamos de precisión, de ingeniería, de procesos casi de laboratorio”, explica. “Las casas llegan listas desde la fábrica, como piezas de un gran Lego. Es eficiencia, tecnología y sostenibilidad a la vez”.

El cambio cultural no se da solo en la industria. Desde la academia y el diseño, desde las regiones y las pymes, se está construyendo una nueva narrativa para la madera, una que combina innovación tecnológica, inteligencia artificial aplicada, y conciencia ambiental. La Semana de la Madera se ha convertido en un punto de encuentro para ingenieros, arquitectos, diseñadores y emprendedores de Chile y del extranjero —desde Suecia hasta Costa Rica— que comparten la convicción de que la sostenibilidad también se diseña.

Del bosque al territorio

El desafío, subraya Minte, no es solo técnico: es territorial. “La industria forestal chilena se ha desarrollado principalmente entre el Maule y La Araucanía, pero el sur, como la Región de Los Lagos, Aysén, incluso Tierra del Fuego, tiene un potencial enorme”, afirma.

Allí, donde la cultura de la madera está arraigada, se abre espacio para el valor agregado, la innovación en productos derivados, la biomasa y la energía renovable. “La madera es parte de nuestra identidad. En el sur hay saberes que pueden acelerar la transición hacia una economía más sostenible”.

Esa mirada regional también cruza con la idea de diversificar la industria y fortalecer a las pymes. Según Minte, los incendios forestales han afectado severamente la superficie productiva, y por lo mismo, urge un nuevo marco de fomento que incentive la reforestación y la innovación. “Estamos trabajando junto al Estado para que ingrese un nuevo proyecto de fomento forestal enfocado en las pymes. Sin esa base, no habrá crecimiento sostenible posible”, adelanta.

Pero la sostenibilidad también se juega en la transformación: “Las pymes deben avanzar en tecnología, ser más eficientes, buscar nichos específicos. No todas pueden construir casas completas, pero sí convertirse en proveedoras de componentes o productos especializados dentro de una cadena mayor. Ese es el nuevo ciclo de la construcción en madera”, destaca.

Un sector que mira hacia 2050

Corma vive hoy una etapa de renovación. Con un nuevo presidente, Rodrigo O’Ryan, y un equipo enfocado en el futuro, el gremio busca proyectar su desarrollo más allá de la próxima década. “El ciclo forestal es de largo plazo —veinte, veinticinco años. Por eso nuestra mirada llega hasta 2050 o incluso 2070”, comenta Minte. “Queremos que Chile se vea, para entonces, como hoy se ven Finlandia o Suecia: países que se sienten orgullosos de su industria forestal, porque entienden que genera empleo, desarrollo y equilibrio ambiental”.

La industria forestal chilena da trabajo a más de 250.000 personas, con cadenas productivas que atraviesan lo social, lo económico y lo ambiental. “No hay contradicción entre conservación y producción. Deben ir de la mano”, sostiene Minte. “El manejo forestal sustentable, tanto de plantaciones como del bosque nativo, es el camino que permitirá enfrentar la crisis climática y construir un futuro más equilibrado”.

En su voz hay convicción y pertenencia. No solo la del líder gremial, sino la del sureño que mira más allá del presente. “Los chilenos debemos sentirnos orgullosos del sector forestal, porque está aportando a la sostenibilidad del país”, concluye.

Y en esa certeza —hecha de raíces, tecnología y propósito—, la madera chilena se alza como una verdadera construcción de futuro.