Se trata de emprendimientos que cumplen con altos estándares de responsabilidad social y ambiental. Actualmente son vistas como una solución innovadora para equilibrar el crecimiento económico con el cuidado del entorno y el bienestar de las comunidades.
Los Lagos se caracteriza por su espectacular belleza natural y rica biodiversidad. Esto hace necesario tener una estrategia regional que enfrente los desafíos en términos de desarrollo sostenible y de conservación del medioambiente.
En este contexto, las Empresas B han surgido como una solución innovadora que busca equilibrar el crecimiento económico con el cuidado del entorno y el bienestar social.
Estos emprendimientos están certificados por B Lab, una organización sin fines de lucro que evalúa y otorga la certificación B Corp a empresas que cumplen con altos estándares de responsabilidad. Estas empresas tienen en su ADN generar un impacto positivo, tanto en el ámbito social como ambiental, además de ser económicamente rentables.
“La Certificación B nació en Estados Unidos el año 2007. América Latina ha sido muy pionera en la historia de la certificación B, ya que cuatro cofundadores latinoamericanos de Sistema B fueron a pedir apoyo a Estados Unidos el año 2010 y trajeron la certificación a América Latina, y Chile fue pionero ya que tuvo la primera Empresa B certificada fuera de Estados Unidos”, cuenta Francisca Sotta, cofundadora de Comunidad B Patagonia y Cuenca Sostenible.
Francisca también es socia de Almaciguera, una Empresa B dedicada a la integración de la sostenibilidad en la estrategia de las organizaciones: en otras palabras, acompañan emprendimientos en el proceso de medir los impactos que generan, los positivos y los no tan positivos, buscando disminuir estos últimos.
“Las Empresas B medimos las huellas que generamos, las gestionamos y vamos mejorando el impacto social y ambiental que dejamos. En resumen, esta certificación es una representación de ser las mejores empresas para el mundo, no las mejores empresas del mundo”, explica Francisca.
ALMACIGUERA
La consultora Almaciguera nació hace 11 años en Puerto Varas. En este tiempo, se certificó dos veces: un proceso que no es fácil. “Es bien desafiante y, sin embargo, hoy somos más de 7.000 empresas en 91 países: sólo en América Latina hay 1.076 Empresas B y en Chile, somos más de 235 emprendedores”, destaca Francisca Sotta.
La región de Los Lagos tiene un corazón verde. Estadísticamente, es el territorio que más Empresas B per cápita tiene en el mundo. “La empresa perfecta no existe. Las Empresas B nos movemos en torno a un propósito, buscamos hacernos cargo de los desafíos sociales y medioambientales del mundo”, agrega.
Patagonia Biotecnología y Lácteos Tronador son dos empresas Regionales que han trabajado con Almaciguera, justamente en este proceso de medir los impactos que generan, gestionarlos y poder mejorarlos para lograr la certificación B.
PATBIO
Patagonia Biotecnología (PatBio) nació hace 10 años como un emprendimiento que utiliza las algas marinas del sur de Chile para producir bioestimulantes. Su producto estrella, FerTum, aumenta los rendimientos de la agricultura potenciando el crecimiento, calibre y calidad.
“Para mí las algas marinas son el oro verde y todas las prácticas de la compañía son sostenibles, tanto del punto de vista medioambiental como social. Las algas se cortan, no se arrancan de raíz, y tenemos nuestros propios centros de cultivo también”, señala Rebeca Gálvez, emprendedora serial Endeavor y cofundadora y CEO de Patagonia Biotecnología.
Los fertilizantes químicos tienen un efecto secundario que es destruir los consorcios microbianos que existen naturalmente en los suelos. Las algas marinas ayudan a que esto no pase y se recuperen.
“Hablamos con los agricultores y ofrecemos nuestro extracto de algas como un complemento a su sistema de fertilización. Pero a medida que avanza el tiempo, se dan cuenta de que se puede reemplazar alguno de los insumos químicos que usan, que son dañinos, con extractos de algas: que, básicamente, fortalecen a las plantas, están más robustas y pueden soportar el estrés hídrico y de temperatura, pero también se encuentran en un mejor lugar cuando hay ataques de patógenos”, afirma la CEO de PatBio.
Para Rebeca Gálvez, el impacto de ser una Empresa B ha sido muy importante. De hecho, cuenta que hace poco tiempo esto les ayudó a cerrar un negocio. “Nos asociamos con unos italianos y fue importante que nosotros fuéramos una empresa certificada, porque buscaban a alguien que compartiera valores de sostenibilidad”, recuerda.
Como Endeavor, que es una asociación por y para emprendedores, Rebeca dice que está en su ADN hacer las cosas un poco mejor de lo que te obliga el sistema legal existente.
“Endeavor busca generar emprendimientos para sacar a los países del subdesarrollo y las Empresas B buscan hacer esto de manera sostenible, pensando en el medioambiente y también a nivel social. Entonces para mí es un privilegio ser parte de estos dos movimientos y me siento muy identificada también con la región de Los Lagos”, dijo con orgullo.
LÁCTEOS TRONADOR
Las empresas B en la región de Los Lagos desempeñan un papel crucial en el desarrollo sostenible de la zona. Estas organizaciones adoptan prácticas empresariales responsables, que incluyen la reducción de su huella ambiental, la promoción de la equidad social y la transparencia en sus operaciones.
Un ejemplo de ello es la Sociedad Agrícola y Ganadera Lácteos Tronador. Su encargado de Sustentabilidad, Sergio Bahamonde, cuenta que conoció a Francisca Sotta y el equipo de Almaciguera durante un proceso de recertificación B. “Fue más de un año que estuvimos en este proceso bastante desafiante”, recuerda.
Lácteos Tronador es un emprendimiento totalmente atípico en el rubro y esto parte por la visión de negocio de ser una lechería modelo de excelencia, que tenga un impacto social positivo y medioambiental importante: sobre todo con el manejo de sus animales.
“En Lácteos Tronador tenemos seis certificaciones y dos normas ISO: un sistema de gestión para la calidad y un sistema de gestión para medio ambiente. Esto lo incorporamos a empresas B con un eje de innovación y buenas prácticas, que están integradas en esta certificación”, indica su encargado de Sustentabilidad.
Sergio cuenta que en 2021 partieron con un proyecto de aprendizaje para conocer la Norma Internacional HFAC para la Producción de vacas lecheras. Ésta, entrega los requisitos para el buen trato y manejo animal, junto con las competencias que deben tener las y los trabajadores, los compromisos de las gerencias, infraestructura y planes de bioseguridad, entre otros. “Primero certificamos tres unidades del negocio: una sala de ordeño, luego el proceso de crianza y recría, y el año pasado logramos certificar el total de la operación, es decir, el 100 por ciento”, destaca.
Las empresas B desempeñan un papel fundamental en el desarrollo sostenible de la región. Estas organizaciones demuestran que es posible combinar la rentabilidad económica con la responsabilidad social y ambiental, generando beneficios para la comunidad y el medioambiente.