En Punta Arenas, en la Patagonia chilena, el Grupo Enel ha empezado a construir su primera planta a escala industrial para la producción de hidrógeno verde. Nace así un nuevo capítulo en el camino hacia la descarbonización.
En el extremo sur de la Patagonia chilena, en un escenario natural que deja intuir la cercanía de la Antártida, se encuentra Punta Arenas, la ciudad continental más austral del mundo. Un lugar cuyo clima extremo se caracteriza por vientos fuertes y constantes a tal punto, que en las aceras se colocaron cuerdas a lo largo de los edificios para ayudar a los peatones a sostenerse y caminar.
Aquí, en el profundo sur austral, ha nacido un proyecto de envergadura mundial para el Grupo Enel y para la transición energética. El 10 de septiembre, HIF, socio estratégico de Enel Green Power, comenzó la construcción de la primera planta piloto del Grupo para la producción a escala industrial dehidrógeno verde, que se obtiene del agua gracias a un electrolizador alimentado con electricidad generada a partir de fuentes renovables y sin productos contaminantes de descarte. El único hidrógeno auténticamente sostenible.
DEL VIENTO A LOS NUEVOS VECTORES ENERGÉTICOS VERDES
La planta se construirá a pocos kilómetros de la ciudad y del aeropuerto. “La construcción durará hasta el primer trimestre de 2022, luego tendrá una fase de puesta en marcha hasta su plena actividad a mediados de 2022”, explica Daniele Consoli, Innovation Project Manager de EGP.
La electricidad será producida por una pala eólica de 3,4 MW, una elección natural por el régimen de vientos, que es el más favorable en el mundo para la producción de energía eólica. “Este es un sitio con un recurso eólico altísimo: en un año, la turbina podrá trabajar más de 5.000 horas, un dato muy elevado”, añade Consoli. La turbina alimentará un electrolizador de 1,25 MW suministrado por Siemens, que participa en el proyecto junto con EGP y otros socios internacionales (AME, Porsche, Enap, Exxon Mobile).
“El hidrógeno obtenido se utilizará para la producción de metanol verde, que a su vez será transformado en biocombustible”, cuenta Rodrigo Lobos Roldán, Green Hydrogen Business Developer de EGP. “El resultado final será el de una gasolina de la misma calidad que las tradicionales – asegura Rodrigo Roldán –, pero totalmente sostenible y que Porsche comprará para sus coches. En el futuro, este tipo de “biocombustible” será particularmente prometedor para la descarbonización del sector del transporte marítimo o aéreo”.
“Esta primera piedra destaca el compromiso del Grupo Enel en probar nuevos modelos y tecnologías, promoviendo el desarrollo de soluciones innovadoras capaces de bajar los costes del hidrógeno verde teniendo en cuenta nuevos proyectos. Lo queremos hacer trabajando junto con nuestros socios y nuestros proveedores de tecnología siguiendo un modelo abierto y colaborativo, como se hizo en el pasado con las renovables”.
Salvatore Bernabei, CEO de EGP
LA ESTRATEGIA PARA EL HIDRÓGENO VERDE
En la estrategia de Enel, el hidrógeno verde es una herramienta fundamental dentro de una perspectiva de sostenibilidad. La descarbonización del sistema energético tiene como base las fuentes renovables, pero su consecuencia es la electrificación del consumo final, es decir, la transición a la alimentación eléctrica en ámbitos como el del transporte, la calefacción o la cocina. En algunos sectores, este proceso no es tan inmediato o no es físicamente posible, por ejemplo, la aviación, el transporte marítimo pesado, determinadas actividades industriales como la de producción de acero, refinerías, fábricas de fertilizantes y de cerámicas. En estos casos, el hidrógeno es una excelente alternativa y es una solución ampliamente adoptada en la actualidad. Pero, como explica Pasquale Salza, Head of Long Duration Storage and Hybrid Systems de EGP Innovation, “actualmente, más del 90% del hidrógeno se extrae de combustibles fósiles produciendo, con esta modalidad, también dióxido de carbono”, con impactos negativos en el medioambiente. “Mientras que la visión de Enel es que el único hidrógeno sostenible es el verde”, añade Salza. Esta es la única manera para que se convierta en un vector de energía limpia. En este sentido, acompañado por la electrificación, se convierte en su complemento perfecto.
Además, las plantas para la producción de hidrógeno verde, combinadas con las centrales alimentadas por fuentes renovables, pueden integrarse mejor en el sistema eléctrico: al poder cambiar la potencia absorbida con mucha facilidad, garantizan la flexibilidad necesaria a la red eléctrica. Al igual que los sistemas de almacenamiento, el hidrógeno se convierte también en una herramienta que favorece la difusión de las fuentes renovables, una doble ventaja para la transición energética y, por lo tanto, una línea de desarrollo de sumo interés para el Grupo Enel y, en particular, para EGP.
En el sur, la Patagonia es ideal para la energía eólica, mientras que en el norte, el desierto de Atacama es perfecto para la energía solar (probablemente, es la región más soleada del mundo). A todo esto, se suman los ríos que se prestan al desarrollo de la energía hidroeléctrica y el significativo potencial geotérmico: las principales fuentes renovables están disponibles en abundancia.
UN NUEVO CAPÍTULO PARA EGP
Por estos motivos, la puesta en marcha del proyecto en Punta Arenas es de primordial importancia, la producción de hidrógeno verde se convierte en una realidad concreta. Así es como comienza un nuevo capítulo en la historia de EGP, el capítulo de nuestro compromiso para acelerar la estrategia centrada en el hidrógeno verde a nivel global.
Las experiencias y las competencias desarrolladas y adquiridas durante el proyecto serán una referencia para las futuras plantas de hidrógeno verde de EGP, desde todo punto de vista: desde la tecnología y la ingeniería, enfocándose en los retos principales, hasta la organización; desde la gestión de costes operativos pasando por la capacitación del personal, hasta las evaluaciones comerciales.
De hecho, ya tenemos varios proyectos de otras plantas en diferentes países. Concretamente, en Italia y en España, gracias a un marco regulatorio favorable, como en Estados Unidos y también en Chile.
LABORATORIO CHILE
A su vez, la planta de Punta Arenas se beneficia, en parte, gracias a las experiencias pasadas. De hecho, EGP trabaja desde hace tiempo en la cadena de producción de hidrógeno verde y, precisamente, en 2017 se construyó en el norte de Chile una planta combinada con la central geotérmica de Cerro Pabellón, que funciona sin interrupciones para satisfacer una parte del consumo energético del campamento base en reemplazo del combustible diésel. Es cierto que su escala es reducida y que no es industrial como la de Punta Arenas, pero es una base sólida para comenzar.
Chile se confirma así como un gran laboratorio al aire libre para el Grupo Enel, y esto se debe también a sus excepcionales recursos naturales. En el sur, la Patagonia es ideal para la energía eólica, mientras que en el norte, el desierto de Atacama es perfecto para la energía solar (probablemente, es la región más soleada del mundo). A todo esto, se suman los ríos que se prestan al desarrollo de la energía hidroeléctrica y el significativo potencial geotérmico: las principales fuentes renovables están disponibles en abundancia.
“Enel cree que Chile, con sus características para impulsar las energías renovables, es uno de los lugares ideales para desarrollar nuevos proyectos de hidrógeno verde junto a sus clientes industriales con el fin de apoyarlos en el camino de la descarbonización de su negocio y del desarrollo sostenible del país en su totalidad”.
Salvatore Bernabei, CEO de EGP