La primera es conocida por fabricar botas de agua a partir de materiales reutilizados. La segunda, produce pinturas en base a plumavit. Ambas compañías desempeñan un papel crucial en la promoción de la economía circular y la protección del medioambiente.
En la actualidad, el cuidado del medioambiente es una preocupación creciente en todo el mundo. Conscientes de la importancia de preservar nuestro entorno natural, cada vez más empresas se comprometen a implementar prácticas sostenibles y responsables.
En Puerto Varas se destacan dos empresas en economía circular: Caranca, marca conocida por fabricar las primeras botas de agua a partir de materiales reutilizados, y Poliestirec, empresa que produce pinturas en base a plumavit.
Estas compañías desempeñan un papel crucial en la promoción de la economía circular y la protección del medioambiente local. Tanto Caranca como Pinturas Poliestirec generan un impacto positivo en la comunidad y contribuyen a la reducción de residuos, la conservación de los recursos naturales y la creación de conciencia sobre la reutilización de materiales.
“Partimos con la idea de generar una colección hecha de neumáticos reciclados en Chile. Ahí nació el eslogan de ‘no se bota, se hace bota’”, recuerda Dominique Hollemart, fundadora y gerente general de Caranca. “Nos fue súper bien y hubo buena recepción porque es una necesidad cubrirse los pies bajo la lluvia y hoy el 60% de los consumidores prefieren un producto sustentable”.
Pinturas Poliestirec partió en 2017, durante un seminario de innovación abierta que desarrolló la constructora Axis en conjunto Antonio Vial, fundador y actual gerente general. La idea era encontrar una forma de encargarse de los residuos generados por la construcción.
“Estuvimos un año y medio en investigación y desarrollo, sin vender nada, y justo cuando queríamos empezar a facturar, llegó la pandemia. Eso nos dio tiempo de repensar algunas cosas, de asentarnos un poco más y de hacer stock. Finalmente salimos con el primer esmalte sintético al agua en base a plumavit reciclada” y posterior a eso, Poliestirec lanzó su segundo producto: un esmalte al agua con nanotecnología que purifica el aire. Único a nivel mundial, dice con orgullo Antonio Vial.
Botas y chaquetas impermeables
Con su marido y socio en Caranca, Toti Correa, Dominique Hollemart dejó Santiago para vivir en Puerto Varas. “Como trabajadora social, me fui profesionalizando más en temas comunitarios y sobre todo en cómo trabajar con empresas para que tuvieran una correcta relación con sus comunidades. Entonces me dije que, si hacía una empresa, iba a nacer sostenible, cosa de asegurarme de que la cadena de la sostenibilidad me va a acompañar en todos los procesos”, recuerda Dominique Hollemart.
Con eso en mente, quedaba resolver cuál sería el emprendimiento. “Acá veíamos que llovía y llovía y llovía… ¿Y pensábamos que podemos hacer?… y llovía y llovía y llovía. Así que llegó sola la idea y nos dimos cuenta de que no existían botas de agua sustentables”, cuenta.
Su éxito no estuvo libre de obstáculos. “Quisimos escalar e intentar, pero no pudimos hacerlo en Chile”, explica Dominique. Nadie en la industria del calzado nacional podía hacer sus botas de agua, así que tomaron la opción de hacerlo afuera y reinventar.
“Llegamos a Shanghái, China, y les pusimos un desafío: ¡¿Nos pueden hacer botas sustentables hechas de desecho?! Y nos quedaron mirando, porque allá todo es producción en serie”, cuenta. Como todas las cadenas productivas tienen sus descartes, decidieron tomar las botas malas de la empresa china y triturarlas para volver a meterlas en el proceso productivo, de esta forma, “Hicimos economía circular dentro de la misma fábrica para que no haya desperdicio”, destaca.
El siguiente paso fue acompañar las botas de agua con otra prenda y… ¡Llegaron los impermeables! “Teníamos la bala pasada por no poder producir en Chile, así que buscamos talleres que nos pudieran acompañar en este nuevo desafío y encontramos uno hermoso en Puerto Montt: una empresa B que se llama Plus Industrial. Ellos nos hicieron la colección de chaquetas y las jardineras impermeables con pet reciclado y algodón orgánico”, señala la fundadora de Caranca.
Pintura que purifica el aire
La innovación y sostenibilidad de Pinturas Poliestirec es destacada en Puerto Varas y su fundador sabe muy bien a qué se debe. “Te voy a decir por qué nos prefieren: Primero, porque somos sustentables. Segundo, porque nuestras pinturas son de muy buena calidad, y tercero, porque tienen un precio muy conveniente”, asegura.
Este espíritu de innovación y sostenibilidad los llevó a desarrollar el esmalte al agua con nanotecnología que purifica el aire. “Nos juntamos con un emprendimiento de Concepción que se llama NC Doing, que hace nanopartículas en base a los residuos generados por la minería: es decir, estamos haciendo doble economía circular”, explica Antonio Vial. Esta pintura purifica el aire mediante la neutralización de partículas nocivas. “Es lo mismo que las plantas, que es fotocatálisis”, agrega.
Actualmente están concentrados en Puerto Varas, pero tienen presencia de Temuco hasta Punta Arenas. “Estamos en 80 puntos de venta aproximadamente y tenemos nuestros clientes directos que son las constructoras”.
Ecosistema emprendedor
Cuando estás en un ecosistema positivo, inspira. En Puerto Varas y en general en la región de Los Lagos, se ha creado una pequeña tribu emprendedora en torno a la sustentabilidad que promueve la economía circular y fomenta la conciencia ambiental.
“Este emprendimiento me ha generado cosas muy positivas. Precisamente disfrutar de este ecosistema de otras empresas, de otras personas que estamos más o menos en lo mismo, donde todos nos apoyamos y nos damos aliento”, destaca Dominique Hollemart, fundadora de Caranca.
Para Antonio Vial, fundador de Pinturas Poliestirec, la gente cada vez toma más conciencia y las empresas que no son sustentables, a mediano o largo plazo, van a empezar a desaparecer.
“Tenemos un gran desafío para el año 2024, que es poder abordar todo el plumavit de la isla de Chiloé, mediante un producto que queremos venderles a las salmoneras. Es un antifouling muy utilizado, tanto en las redes como en los barcos, y sirve para que no se peguen las algas”.
Con ese producto, Antonio Vial espera, en un plazo no más allá de 10 años, poder absorber todo el plumavit residual que está todas las costas de Chiloé.