En la Región de Los Lagos, donde la ganadería lechera es parte de la identidad territorial, un grupo de productores decidió dar un paso valiente: unirse en torno al queso artesanal para conservar su tradición, avanzar hacia la formalización, enfrentar juntos los desafíos del mercado y construir una alternativa con sabor, valor agregado y cooperación.
QUESOARCOOP es la primera cooperativa de queseros artesanales de Chile. Desde Puyuhue, sus socios impulsan una producción con identidad, sabor y colaboración.
Así nació QUESOARCOOP, la primera cooperativa de queseros artesanales en Chile, con base en la comuna de Puyuhue y socios distribuidos entre Osorno, Purranque y Frutillar.
El gerente y representante legal de la cooperativa es Gastón Delgado, quien ha liderado este proceso desde sus orígenes. “Esto comenzó el 2015 con un nodo quesero, que buscaba visibilizar a los productores artesanales que no contaban con resolución sanitaria. La mayoría operaba al margen del sistema formal, y sabíamos que si queríamos crecer, teníamos que cambiar eso. Costó mucho, porque la cultura del cooperativismo no está arraigada en Chile. Pero con paciencia, conversación y voluntad, logramos formar un grupo cohesionado”, relata.
En 2018, lograron acceder a apoyo de Sercotec para formalizarse como cooperativa. El camino no fue fácil. “Es mucho más complejo constituir una cooperativa que una empresa limitada o una SPA. Pero para nosotros, el modelo cooperativo tenía más sentido: queríamos comercializar juntos, posicionar nuestras marcas, crear identidad. No era solo un tema económico, era también cultural y ético”, explica Gastón.
Actualmente, QUESOARCOOP cuenta con 10 socios, entre ellos tres mujeres. Algunos producen directamente en sus propias plantas con resolución sanitaria; otros lo hacen a través de fábricas colaboradoras, manteniendo sus marcas y estándares. “Tenemos fábricas como Maipué en Purranque, Borlone en Frutillar, y la nuestra, Don Gastón, que trabajamos con recetas propias. Algunos de nuestros quesos son sin lactosa de forma natural, otros están infusionados con vino cirá, merkén, ciboulette, orégano. La diversidad es parte de nuestra riqueza”, comenta Gastón.
Una de las grandes diferencias de sus productos es que, al ser quesos artesanales, mantienen procesos más lentos, manuales y cuidadosos. “En la industria, la leche se pasteuriza a más de 100 grados, desnaturalizándola. Nosotros lo hacemos a 73 grados, preservando sus propiedades nutricionales. Además, no usamos aditivos ni enzimas como la lactasa, porque después de 30 días de maduración el queso se vuelve naturalmente sin lactosa”, explica con orgullo.
Uno de los socios que ha vivido este proceso con fuerza es David Vera, director de la cooperativa y dueño de Lácteos Maipué y Patagonia Care. Desde su planta en Purranque, David comparte su experiencia: “Formamos esta cooperativa en 2023 porque vimos que teníamos que unirnos para enfrentar un mercado muy competitivo. El solo hecho de cooperarnos nos permitió estandarizar procesos, mejorar la inocuidad y trazabilidad. Hoy compartimos conocimientos, trabajamos juntos y eso nos permite proyectarnos hacia cosas más grandes, como exportar”.
La apuesta internacional ya dejó de ser un sueño lejano. Gracias al programa Red Mercado de Corfo, han comenzado a exportar quesos en pequeña escala a Estados Unidos a través de Amazon. “Es un paso importante. Sabemos que es pequeño aún, pero abre una puerta. Y queremos seguir. Nuestra meta es obtener certificaciones como la Halal, que nos permitan llegar al mercado del Medio Oriente. Tenemos una leche de excelente calidad, vacas que pastorean libremente, condiciones naturales únicas. Chile tiene todo para destacar en este rubro”, afirma David.
Las proyecciones son ambiciosas. Para 2024 y 2025, sueñan con abrir puntos de venta propios, partiendo por Puerto Varas y, en el mediano plazo, llegar a Santiago. “El consumidor chileno aún no distingue entre un queso artesanal y uno industrial. Parte de nuestra misión es educar, mostrar que nuestros productos son más sanos, más sabrosos, más nutritivos, y hechos con un enorme esfuerzo”, explica Gastón.
La cooperativa ha comenzado a participar en ferias regionales como la Expo Ganadera de Osorno, donde montaron su primer stand conjunto. También fueron invitados a una feria de vinos, donde sus quesos maridaron con cepas locales. “Cada evento ha sido un aprendizaje. Hemos ido entendiendo cómo mostrar la marca cooperativa sin opacar las marcas individuales. Porque aquí cada productor tiene su sello, pero compartimos una causa común”, comenta Gastón.
Pero el camino también ha estado lleno de desafíos. “Crear cultura cooperativa es lo más difícil. Estamos acostumbrados a trabajar solos, a tener el control. Y aquí se trata de conversar, de decidir en conjunto, de confiar. Eso no se construye de un día para otro. Pero cuando ocurre, el potencial es enorme”, reflexiona Gastón.
David coincide: “La comunicación ha sido clave. No es fácil alinear visiones, pero hemos logrado generar sinergias. Y los resultados están. Estamos vendiendo, mejorando, creciendo. Y lo mejor: nadie se siente solo. Nos apoyamos, nos potenciamos”.
La cooperativa está abierta a nuevos socios, aunque con cautela. “No queremos crecer por crecer. Primero debemos consolidar nuestro modelo, generar confianza, demostrar que esto funciona. Pero claro que queremos sumar a más productores, más fábricas, incluso a proveedores de leche. La idea es tener una cadena completa, circular, desde la vaca hasta el consumidor final”, dice David.
Ambos coinciden en que lo que están construyendo va más allá del negocio. “Estamos haciendo país. Estamos construyendo una forma distinta de producir alimentos, con identidad, con colaboración, con respeto por la tierra y por las personas. Y eso es algo que merece ser apoyado”, afirma Gastón.
Como cooperativa de queseros artesanales en Chile, QUESOARCOOP representa una alternativa concreta para quienes buscan alimentos con identidad, trazabilidad y origen conocido.
Desde las fábricas familiares del sur de Chile, entre praderas verdes y cordilleras nevadas, QUESOARCOOP demuestra que el sabor también se puede construir en comunidad. Que un queso artesanal puede llevar en su interior no solo leche y especias, sino también valores, historia y futuro compartido. Porque las grandes transformaciones, como bien saben en esta cooperativa, comienzan cuando cooperamos.