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HABLEMOS DE COOPERAR

Marketing con propósito: conectar desde la identidad cooperativa

Comunicar con sentido es posible. En esta entrevista, Christian Campos comparte cómo el marketing con propósito puede fortalecer a las cooperativas desde su esencia, creando vínculos reales con sus comunidades.

El marketing con propósito para cooperativas permite conectar con las audiencias desde la autenticidad. Christian Campos explica cómo comunicar desde la identidad para generar impacto y confianza.

Hablar de marketing en el mundo cooperativo es, muchas veces, hablar desde la distancia. Se asocia a grandes presupuestos, estrategias complejas y lenguajes difíciles. Sin embargo, desde la experiencia de Christian Campos, director de WANT Digital, el marketing es una herramienta profundamente humana que, bien utilizada, puede transformar radicalmente la visibilidad, el propósito y el crecimiento de una cooperativa. 

En esta conversación para Hablemos de Cooperar, Campos desmitifica el marketing y entrega claves concretas para que organizaciones de todos los tamaños puedan conectar con sus comunidades desde su propia identidad.

Diseñador gráfico de profesión y con un máster en dirección de proyectos digitales, Campos dirige una agencia que asesora desde pequeños emprendedores hasta universidades y grandes marcas nacionales e internacionales. Con más de 12 años de experiencia en estrategias digitales y branding, ha trabajado también con cooperativas, desarrollando campañas de identidad que trascienden el logo o el eslogan. “El marketing es contar historias para conectar. Es generar confianza y resolver problemas reales. No es manipulación ni venta vacía”, explica.

Desde esa visión, plantea que muchas veces el error más común es reducir el marketing a la promoción o las redes sociales. “El marketing no es solo hacer publicidad ni tener presencia digital. Se trata de comprender profundamente a la audiencia, de generar vínculos, empatía y comunidad. Es un proceso estratégico que comienza antes de cualquier publicación y que tiene efectos mucho más profundos que solo la venta”, afirma.

Uno de los conceptos centrales de su enfoque es el de viaje del cliente: una secuencia de interacciones que una persona tiene con una marca a lo largo del tiempo, y que puede durar días o semanas, pasando por redes sociales, sitios web, correos, conversaciones o experiencias físicas. “La gente no se conecta con una marca solo por un post. Lo hace porque hay coherencia, porque se siente parte de algo. Hoy las personas navegan por múltiples plataformas y esperan que las marcas los acompañen de forma honesta, cercana y consistente”, dice.

En este contexto, el desafío para las cooperativas es enorme, pero no imposible. Para Campos, el marketing no requiere necesariamente grandes inversiones, sino claridad de propósito y capacidad de transmitir lo que se hace con sentido. “Hay una idea equivocada de que el marketing es caro. En realidad, el buen marketing se puede hacer desde la humildad, desde la cotidianidad. Las cooperativas tienen historias maravillosas, de personas reales que resuelven problemas reales. Contar esas historias es hacer marketing”, señala.

Lo que se necesita, enfatiza, es construir una identidad clara, una voz auténtica y una propuesta de valor que conecte con las audiencias. “Una buena marca no es la que grita más fuerte, sino la que sabe decir con claridad quién es y por qué hace lo que hace. Esa coherencia entre lo que digo y lo que hago es lo que genera confianza”, indica.

Para ello, propone trabajar sobre algunos pilares estratégicos: tener un propósito firme (el “por qué” de la organización), definir la personalidad de la marca (cómo se presenta ante el mundo), y establecer una narrativa que permita contar ese propósito de manera atractiva. “Una buena estrategia comienza preguntándose para qué existimos, qué queremos cambiar, a quién queremos llegar y cómo vamos a lograrlo. Esa es la base antes de cualquier diseño, post o campaña”, sostiene.

El propósito, en este modelo, no es solo un concepto abstracto. Es la brújula que orienta la comunicación y las decisiones. “Cuando todo va mal, lo que te sostiene es el propósito. Es eso que te recuerda por qué estás haciendo lo que haces. Y si el propósito está claro, el marketing fluye, porque ya sabes qué historia contar”, explica.