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HABLEMOS DE COOPERAR

Cooprinsem: el corazón tecnológico del agro chileno con raíz cooperativa

Desde Osorno al resto del país, pasando por Frutillar, Valdivia, Los Ángeles e incluso
hasta Santiago y Chiloé, Cooprinsem ha sabido crecer sin perder su raíz territorial.

Con más de 50 años de trayectoria, Cooprinsem es un referente en innovación agropecuaria en Chile. Su modelo cooperativo, laboratorios de clase mundial y apuesta por la tecnología han consolidado su liderazgo desde el sur del país.

Fundada el 30 de mayo de 1968 por 59 socios visionarios, esta cooperativa agrícola y ganadera ha evolucionado hasta convertirse en un referente nacional en innovación, tecnología y desarrollo cooperativo en el sector agropecuario.

La génesis de Cooprinsem está profundamente ligada a una necesidad concreta y estratégica: mejorar la genética del ganado lechero en un contexto de escasa conectividad, limitados recursos y caminos aún precarios. “Partimos en años muy difíciles, sin teléfono, sin carreteras, pero con una visión clara: potenciar la inseminación artificial para mejorar nuestros rebaños”, relata Arturo Gebauer, presidente de la cooperativa. Ese espíritu pionero no sólo fundó una institución, sino que sembró los valores de asociatividad y colaboración que aún hoy marcan su quehacer.

Más de medio siglo después, Cooprinsem cuenta con 16 sucursales operativas, más de 400 socios y un equipo humano de más de 600 colaboradores. Su impacto territorial se extiende desde Santiago hasta Chiloé, transformándose en una red técnico-productiva que articula innovación, servicios y compromiso con la ruralidad.

El modelo de gobernanza es uno de sus pilares. “Tenemos roles bien definidos. El directorio no se inmiscuye en la administración operativa. Confiamos en nuestra gerencia y respetamos las funciones de cada área”, enfatiza Gebauer. Esta separación entre liderazgo estratégico y gestión operativa ha sido una de las claves de su sostenibilidad y crecimiento.

Hoy, Cooprinsem es mucho más que una entidad dedicada a la inseminación artificial. Ha diversificado su portafolio con más de 27 líneas de negocio, incluyendo producción de alimentos, laboratorios certificados, maquinaria de ordeña robótica, riego tecnificado, salud animal, genética, control lechero y servicios agrícolas integrales. “El desafío permanente es llegar a nuestros socios con las mejores herramientas y tecnologías disponibles. Queremos hacer más eficientes sus negocios y mejorar su calidad de vida”,
explica su presidente.

El impacto de esta diversificación no es menor. Cooprinsem ha construido un ecosistema completo donde productores, técnicos y asesores trabajan de forma articulada para lograr una agricultura moderna, sustentable y competitiva. En palabras de Felipe Gottschalk, gerente general de la cooperativa: “No se trata solo de vender productos o servicios, sino de generar valor a través de soluciones integrales. Eso es lo que nos distingue”. Gottschalk conoce la casa desde sus cimientos. Lleva más de 20 años en la organización
y ha pasado por diversas áreas, desde tareas operativas hasta la gerencia general.

“Conozco esta cooperativa desde el terreno. Eso me ha permitido tener una visión completa del negocio, entender sus complejidades y, sobre todo, valorar profundamente a las personas que lo hacen posible”.
Hoy lidera un equipo altamente especializado, que combina experiencia y juventud. “Soy un convencido de que el liderazgo no se trata de concentrar poder, sino de entregarlo. De inspirar a otros y construir desde la colaboración”, afirma. Su mirada está en sintonía con las nuevas generaciones, que ya no buscan jefes sino mentores, y que encuentran en Cooprinsem un espacio para desarrollarse profesionalmente con sentido de pertenencia.

Uno de los grandes diferenciales de la cooperativa es su potente infraestructura tecnológica, en particular sus laboratorios. Destaca el laboratorio de calidad de leche más grande de Chile, donde se analiza más del 80% de la leche que llega a las plantas procesadoras. También cuentan con laboratorios de diagnóstico veterinario, agua, suelo y forraje, todos con certificaciones ISO y estándares de clase mundial.

“Nuestros laboratorios no solo entregan resultados, entregan confianza. Analizamos más de 8 millones de muestras al año, con rigor científico y procesos auditados permanentemente. Esto permite a nuestros productores tomar decisiones informadas y ajustar sus procesos productivos con respaldo técnico”, detalla Gottschalk.

La dimensión territorial también se refleja en la infraestructura física y logística. En 2024, Cooprinsem inauguró una moderna planta de alimentos en Frutillar, con la más alta tecnología disponible para la producción de concentrados. Esta inversión no sólo permite asegurar la calidad y disponibilidad de alimentos para el ganado, sino también responder con agilidad a los requerimientos de un mercado cada vez más exigente.

Pero más allá de los avances técnicos, Cooprinsem mantiene un profundo compromiso con el modelo cooperativo. “El éxito no es de uno, es de todos. Las utilidades se reparten entre los socios, el trabajo se queda en la zona, y se generan oportunidades reales para las comunidades rurales. Aquí cada persona tiene un voto, independiente del tamaño de su predio. Eso es democracia económica”, subraya Gebauer.

Esta convicción se traduce en acciones concretas. Por ejemplo, han trabajado activamente en el relevo generacional, promoviendo la integración de hijos e hijas de productores, muchas veces a través de sociedades familiares. “No nos podemos quedar con puros viejitos, como dice el dicho. Necesitamos que los jóvenes se sumen, que aporten con su energía, con nuevas ideas. Hoy estamos viendo que las nuevas
generaciones están interesadas, sobre todo si encuentran un espacio real para crecer”, señala el presidente.

En esa línea, la inclusión de mujeres también ha sido una transformación paulatina pero constante. Cada vez más mujeres participan como socias activas y colaboradoras en los distintos equipos de la cooperativa. “Lo encontramos extraordinario. Las mujeres traen otra mirada, otra sensibilidad, y son fundamentales para el futuro del cooperativismo”, apunta.

El camino no ha estado exento de desafíos. La pandemia, la competencia internacional, la apertura de mercados y las nuevas exigencias regulatorias han obligado a Cooprinsem a mantenerse en forma. “Chile es un país altamente competitivo, donde están presentes todas las marcas globales. Nosotros tenemos que estar siempre actualizándonos, mejorando nuestros procesos, ajustando nuestras estructuras y, sobre todo, elevando nuestra propuesta de valor”, dice Gottschalk.

En ese sentido, el modelo de Cooprinsem funciona como un modelo de desarrollo regional descentralizado, que genera valor local, empleo de calidad, transferencia tecnológica y cohesión social. “Somos una empresa grande con corazón local. No perdemos la conexión con los territorios, con las familias productoras. Ese es nuestro sello”, enfatiza el gerente general.

Mirando al futuro, Cooprinsem proyecta seguir creciendo en tres ejes estratégicos: mayor digitalización, incorporación de tecnologías emergentes (como inteligencia artificial aplicada al agro) y expansión territorial hacia nuevas regiones con alta demanda agropecuaria. “Nuestra misión sigue siendo la misma que nos dio origen: desarrollar el sector agropecuario chileno con innovación, profesionalismo y sentido colectivo”, concluye Gottschalk.

El llamado es claro. Como destaca su presidente: “Si un grupo de emprendedores me preguntara si vale la pena formar una cooperativa, les diría sin dudar que sí. Pero que lo hagan con convicción, con buena gestión, con orden, con visión a largo plazo. No hay milagros, pero sí muchas recompensas cuando se trabaja en equipo”.